sábado, 21 de mayo de 2011

Cuentos para la convivencia

No podemos vivir solos: necesitamos a los demás y los demás también nos necesitan a nosotros. Somos seres sociales. (José Antonio Marina)

Jorge y su árbol
Jorge vive solo en su finca. Cada día se despierta y come. Sale a su patio y se sienta solo por horas. Luego se sienta al lado de su árbol y habla con él por horas. A las nueve come y a la cama.
Jorge y su mujer
Jorge vive con su mujer. Cada día se despiertan y comen. Luego salen a su patio para saludar a sus vecinos y van de paseo con sus amigos. Cuando llegan a casa Jorge y su mujer hablan con su árbol, comen y van a una fiesta con sus vecinos.
Joshua James Eller 6º B
Yo estoy solo
Martín vivía alejado de toda la civilización. Antes cuando su mujer vivía era de lo más sociable, pero ahora Martín es un gruñón y nadie lo visita.
Martín se levanta, se ducha y se lava los dientes. Después desayuna y sale a recoger los frutos de los árboles de su huerto. Come y ve la televisión.
Un día Martín vio una película que trataba de un hombre que vivía solo. Al día siguiente Martín se levantó, fue a la ciudad y se compró un perro.
Poco a poco comprendió que era mejor estar con otras personas. Y ahora tiene una mujer, cinco hijos y dos perros. Martín ha comprendido que es mucho mejor estar en familia.
Pedro Muñoz Mena. 6º B
Pedro y Zaira
Érase una vez un niño llamado Pedro. Tenía 11 años y vivía en un centro de adopción. Un día, a la hora de comer, entraron por la gran puerta unos señores altos, misteriosos y con sombreros. Pedro tenía una gran amiga llamada Zaira. Los dos, asustados, decidieron esconderse, pero Pedro se dio cuenta que los señores altos, misteriosos y con sombreros eran amables. La señorita Warbugs los puso en fila para que los señores los adoptaran. Por suerte eligieron a Zaira y a Pedro.
Al llegar a casa, los señores se fueron a dormir y los dejaron solos. Era la hora de cenar y todavía seguían durmiendo. Pedro y Zaira estaban observando por la ventana cuando apareció un cometa y pensaron qué pedir. Entre tantas chucherías, balones, camisetas... decidieron pedir que los dejaran solos para siempre.
Un destello cegó durante un tiempo a Zaira. Pedro, enfadado, decidió despertar a sus nuevos padres y se dio cuenta de que no estaban. Bajó las escaleras corriendo para avisar a Zaira. Pedro le contó lo ocurrido y Zaira se sorprendió.
Era la hora de dormir y los dos esperaban a que alguien les leyera un cuento, pero estaban solos. A Pedro le dolía la barriga y esperaba que le dieran medicinas, pero estaba solo. Zaira tenía hambre, pero estaba sola.
De pronto, surgió otro cometa del cielo y pidieron que todo volviese a ser otra vez normal.
¡AAAAAAH! dijo Pedro al levantarse. Todo había sido un sueño.
Moraleja:
La convivencia es un tesoro muy preciado, no lo malgastes.
Pedro López López 6º B

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